Redacción: Álvaro Carbajal
En el marco de la conmemoración del 76 aniversario de la Facultad de Ciencias y Humanidades se presentó el libro “Mala hierba: Cómo germina, crece, se reproduce y combate la desinformación en El Salvador”. La actividad se desarrolló en el teatro universitario el viernes 11 de octubre de 2024.
Los autores de la publicación son Amparo Marroquín Parducci, Erica Mestizo, Karla Ramos, William Carballo y Omar Luna. La publicación es el resultado de una serie de investigaciones sobre el fenómeno de la desinformación a la que la sociedad salvadoreña, particularmente los jóvenes, están expuestos.
El estudio fue realizado en el sector de jóvenes de diferentes instituciones académicas. Plantea y responde a diversas interrogantes ¿Hasta dónde es creíble la desinformación? Por qué si una información no es verdadera/ fidedigna se comparte? ¿Cuál es la razón? ¿Cómo el receptor de la información falsa puede determinar la ausencia de veracidad para compartirla o no?
La investigación señala que un significativo de ciudadanos, consume noticias falsas, y generalmente estas provienen de las redes sociales, la principal es Facebook, seguida de WhatsApp y en tercer lugar X.
Agregó que unos de los temas más recurrentes sobre noticias falsas son de política y como el estudio se realizó en medio de la pandemia de la Covid (2020), hay mucha noticia falsa sobre cura, medicina y vacunas sobre la enfermedad, el número de contagios y fallecidos por esa enfermedad.
“¿Cómo desacelerar la vida de los jóvenes? Es otra interrogante que el libro responde, pero, constituye una reflexión acerca del fenómeno de la desinformación y cómo podemos educarnos para no ser sorprendidos por falsa información y diferenciarla de la verdadera.
Karla Ramos sostiene que tanto la incertidumbre del ciudadano que no se preocupa por corroborar la información que consume, su pasividad con la que acepta la información que circula de forma rápida por las redes sociales, así como la importancia conferida al que produce la falsedad informativa son consecuencias de la desinformación.
En ese contexto, Amparo Marroquín destacó que una de las formas de cómo poder escapar de la desinformación es sin duda, la alfabetización mediática y los procesos educativos, eso implica abordar la desinformación como un compromiso con la veracidad, la transparencia y la responsabilidad en la difusión y consumo informativo, así como un reconocimiento de los desafíos éticos inherentes a la era digital.
La publicación explica cómo germina la desinformación: en medio de la dictadura de Martínez impulsó la ley de imprenta, esto propicia el desarrollo de la propaganda y la publicidad; en 1970 se desarrolla la televisión como medio de información y desplaza a la radio y la prensa escrita y propicia que el 70 por ciento sea publicidad.
Luego en el año 2014 aparece el desorden informativo, y aparece la minería de datos como espacio de control a partir de cuatro sentimientos: el miedo, asco, resentimiento y amor.
Los autores del libro proponen que para combatir la desinformación son necesarios siete aspectos: volver a la educación popular; entrenarnos para vivir con la incertidumbre; pensar en equipos multidisciplinarios: economía, psicología, comunicaciones, ciencias de datos.
También, la desinformación hace que no queramos informarnos; generar situaciones de profundidad; buscar narrativas que anclen con nuestras audiencias; y, por último, la risa.