Redacción: Alvaro Carbajal periodista de la Unidad de Comunicaciones
Durante el desarrollo del II Congreso Nacional de Filosofía y Letras, el miércoles 8 de septiembre del corriente año, se realizó la segunda conferencia magistral denominada La historia de las ideas políticas centroamericanas: una valoración crítica a la independencia, a cargo de la Dra. María Eugenia López docente de la Licenciatura en Historia de la UES.
Eugenia López tiene estudios de Antropología de Historia Moderna en el Instituto de Mora en México, un Doctorado en Sociología por el colegio de Michoacán, México, autora de varias libros y artículos en revistas, su más reciente publicación es Revueltas populares y facciones liberales en los años de la independencia.
María Eugenia López desarrolló el tema Actores sociales, fuerzas políticas y el carácter de la independencia en Centroamérica, la cual es resultado de su más reciente investigación sobre el proceso de independencia, a través de 15 puntos que ella estima los más sobresalientes en el tema.
López en el primer punto, plantea los avances que ha tenido la historiografía académica latinoamericana, la nueva historia política de hace cinco décadas frente a la historia patriótica conservadora; entre los pioneros para escribir la nueva historia se encuentran: Tulio Halpin de Argentina, Luis Villoro de México, Dagoberto Marroquín en El Salvador.
La historiadora plantea que en los últimos años se han sumado al debate de la nueva historiografía variadas interpretaciones que han ido dando sus aportes en la compleja y variada naturaleza del proceso de independencia, con la llegada del bicentenario se han abierto nuevos debates y ahora no solo desde la historia política sino desde nuevos enfoques como la historia institucional, la historia normativa, jurídica, desde lo social.
En el segundo punto, plantea que a pesar de los avances de la narrativa patriótica, la historia de héroes y villanos aún sigue siendo la dominante en los pueblos centroamericanos, en la memoria colectiva, en la enseñanza escolar, en las conmemoraciones, lo cual representa un reto para lograr que las nuevas interpretaciones académicas sobre la historia tenga el mayor consenso.
López, en el tercer punto, argumenta que la independencia no es un acontecimiento de fechas, no es el 15 de septiembre lo que representa la independencia, sino un proceso que se sitúa a partir de la crisis de la monarquía que comienza a mediados del siglo XVII, sostiene que es un error creer que para estudiar la era republicana basta con ir al siglo XIX, y tampoco es un proceso homogéneo, tuvo expresiones particulares en las distintas provincias.
La historiadora en el cuarto punto plantea que la independencia de Centroamérica hay que contextualizarla en una época revolucionaria, en el marco de las revoluciones liberales, relacionadas con la independencia de las colonias inglesas, que después conformaron lo que es EE. UU., y por su puesto con la revolución francesa.
En el quinto punto, plantea que el proceso de independencia se desarrolla en el ámbito de esa revolución liberal, ese trance del antiguo régimen a la modernidad, pero hay que tener claro que las independencias de Centroamérica son revoluciones de transiciones políticas que toman mucho de lo viejo.
En el sexto aspecto, López dijo que las nuevas corrientes de pensamiento difundidas en Centroamérica sobre todo en las últimas décadas del siglo XVIII y en las primeras del siglo XIX eran parte de pensamiento diverso que se conoce como Ilustración, pero no fueron asimiladas a profundidad como tal no fue el motor de la independencia.
En el séptimo punto argumentó que no se puede pensar el análisis de esta república de estos 200 años de Estados nuevos, después de la independencia como algo que surge en el mismo siglo XIX, sino en bases del antiguo régimen.
López en el octavo punto se refiere a que no fueron todos los sectores sociales que participaron en el proceso de independencia, no todos van a impulsar la independencia y fueron al menos tres proyectos políticos, que en ciertos momentos se tensionaron, pero en otros se pusieron de acuerdo.
Uno de los tres proyectos era el de los sectores indígenas, las castas y ladinos; está el proyecto de las élites de políticos e intelectuales de Guatemala que tenían un afán monopolizador en cuanto a la política y la economía; y el tercer proyecto es el de las élites de las provincias que eran comerciantes e intelectuales de esas regiones. Un elemento común era que todos odiaban al antiguo régimen.
En el punto nueve dijo que el proceso de independencia tuvo dos momentos en el que se pudo observar a los distintos sectores sociales impulsando sus proyectos políticos, una primera etapa abarca el periodo de 1808 a 1820, ese periodo en el cual nadie está planteando independencia, la cual se comienza a visualizar hasta 1821.
López a la segunda etapa lo llama los años de la consumación de la independencia que va de 1820 a 1823, la historiadora explicó cada una de las etapas, sus características; y es en el punto diez en el que explicó el proceso de independencia de Centroamérica.
La académica concluyó que las élites criollas pujantes de los años de la independencia acoplaron las ideas liberales, las ideas de modernidad que conocieron a través de las lecturas ilustradas se da un empalme de culturas, de ideas tomadas del pensamiento filosófico de la época.
Como resultado del proceso de independencia tenemos ese camino de los países latinoamericanos hacia la construcción de los Estados modernos, pero con una limitada democracia y frágil institucionalidad, con graves problemas de pobreza, problemas de representación política, limitaciones en las desigualdades en derechos y de opinión pública.